Se
apresuró en guardar el espejo. Con mano ágil pero temblorosa, se soltó las
cinchas del casco para colocarlo sobre el cañón de su fusil y despacio, lo
asomó por un lado del muro para simular su estupidez.
<<
Mírame…estoy aquí…>>
Contó
hasta diez, pero nada ocurrió.
<<
Este es mi momento, ahora o nunca>>
Con
un golpe se empotró el casco a la vez que se incorporaba a una posición de cuclillas,
listo para iniciar una carrera. El miedo le invadió recorriendo como un
escalofrío todo su cuerpo. El sabor salado le llegó hasta sus labios mientras
notaba las pequeñas gotas de sudor que resbalaban por sus facciones, goteando
desde su barbilla y su nariz. Hinchó el pecho como preparándose para una
inmersión y salió corriendo.
Uno…
sus piernas se movían vertiginosamente, cortando el aire a su paso.
Dos…
llevaba el fusil sujeto con ambas manos, preparado para lanzarse cuerpo a
tierra en los últimos metros.
Tres…
notaba el corazón palpitante por todas sus extremidades extenuado tanto por el
esfuerzo como por la tensión del momento.
Cuatro…
Como el rayo precede al trueno se escuchó el sonido de un disparo lejano y en
las milésimas de segundo que su cerebro reaccionó, pensó – << De esta no
salgo >>
Al
llegar junto a los dos cuerpos se detuvo un instante para inspeccionarlos
visualmente. Los AK-47 tenían una buena salida en el mercado negro de Eurovegas
gracias a su fiabilidad, pero casi le interesaba más ver el tipo de munición
que cargaban.
-¡Mierda!
-espetó al comprobar que se trataba de fabricación casera. -Bueno, vamos a ver
que tenemos por aquí. Espero que por lo menos me paguen las dos balas que me
han costado- . Se volvió en dirección del cadáver putrefacto y sacando su
machete se dispuso a averiguar cuanto ganaría en implantes.
Fin del capítulo
Si te ha gustado ya disponible la segunda entrega : Ir a Ronin 2: EuroVegas
Fin del capítulo
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