Gao
Feng caminaba silencioso por el pasillo, pensativo. Ya se había acostumbrado al
intermitente destello lumínico de los fluorescentes que prevalecían en este
sector de la torre, así que el uso de sus gafas oscuras quedaron marcadas como
un símbolo estético ligado a su persona. El maletín que sujetaba en su mano
derecha, basculaba ligeramente entre paso y paso, mientras se acercaba a la
zona de las antiguas dependencias medicas. Hacía tiempo que no necesitaban de
sus servicios y la urgencia de la orden que lo había convocado, le ponía
francamente inquieto. Saludó con un ligero gesto de la cabeza, a los guardias
que custodiaban la entrada a los quirófanos y buscó aquel en donde se le
requería: “quirófano tres”.
- Bien hallado Gao Feng, le estábamos
esperando –saludó Shao Tee al verlo entrar.
- Bien hallado doctor, -dijo mientras
inspeccionaba la habitación cautelosamente- veo que ya lo han dispuesto todo.
- Eso espero, nos ha costado anclar la
silla al suelo. Hemos derivado la corriente de uno de los generadores
principales, al enlace con el cortafuegos externo que, debería proteger su
cuerpo frente a posibles descargas. Aunque nada le protegerá del verdadero
peligro, si es que esa bomba hace explosión.
- Ha sido todo un detalle que se
preocupara por mi seguridad, pero hay que desconectar ese cortafuegos. Eso
ralentizaría mi ping de respuesta mientras “corro” y como bien dice, el peligro
no son las descargas. Si el sujeto es lo que usted dice que es, voy a necesitar
todo el ancho de banda -tranquilamente abrió el maletín y comenzó a colocarse
los guantes de red con sumo cuidado, ante la atenta mirada del doctor.
- Usted es el especialista, -dijo Shao
Tee mientras procedía a desconectar el cable coaxial del servidor externo-
¿necesita alguna cosa más?
- Pues necesitaré alguien que me amarre
a la silla, aunque entiendo que usted es demasiado valioso como para arriesgar
su vida. ¿Por qué no me manda a esa ayudante suya tan guapa? ¿Cómo se llamaba,
Xie?
- Se llama Chee, y la verdad prefiero
quedarme yo. Me gustaría mantener controlado al sujeto personalmente, para que
no hallan sorpresas, usted ya me entiende.
- Bueno… -alzó los hombros resignado.-
Preferiría una pareja femenina, pero si es su deseo… que empiece el baile.- se
dejó caer sobre el asiento, mientras se ajustaba el casco de red a la cabeza.
- Lo que no entiendo, - comentaba el
doctor a la vez que iba apretando las cinchas que sostendrían las extremidades
del Netrunner- es por que ha insistido tanto en hacerlo tan cerca del sujeto.
Podríamos haber tirado cable para que entrase desde una posición más segura,
lejos del área de efecto de la bomba.