7 ene 2013




Con sumo cuidado se acercó a la estructura, pero no la tocó. Sabía que existían muchos programas de defensa, que actuaban al manipular cualquier acceso. Y debía asegurarse.
         << Auspex >> -ordenó mentalmente, y sus ojos comenzaron a brillar indicando que el programa para ver archivos ocultos, se había activado.
         Tal y como sospechaba, aparecieron los símbolos de protección en la puerta  volviéndola de un tono rojizo.
         << Mierda, esta bloqueada >> -maldijo al comprender la situación, -<<fue diseñada para no volver a abrirse desde su creación. En el momento la traspase, se activará la bomba lógica de tiempo e iré a contrarreloj >>
         Por un momento meditó las opciones que esto le planteaba. Podía retirarse y transmitir su fracaso o intentar una locura, con pocas probabilidades de éxito.
         << Gao Feng nunca se ha retirado. Además, ¿Cuándo volveré a tener la oportunidad de cabalgar la red? >>- se forzó a sonreír.
         << Predator >> - y su cuerpo se tornó traslúcido al aplicarse el sistema de camuflaje, - << voy a entrar >>
         Una fuerte explosión retumbó en las inmediaciones de la gran cuadrícula, cuando el monolito estalló en mil pedazos ante la embestida que prosiguió al comando: << Hammer >> En su lugar, se abría el portal que daba acceso al núcleo del ordenador. Atravesó rápidamente el umbral para contemplar, con cierto desánimo, la imagen que se discernía ante él. Un complejo sistema de pasillos, conformaban un laberinto de paredes negras, que se esparcía desde el final de la explanada que tenía delante, hacia la profundidad del oscuro tapiz del horizonte. Varios programas de rastreo, con la forma de enormes sabuesos metálicos, emergían de todos los rincones en su dirección. La caza había comenzado, y dispondría únicamente del tiempo que tardasen en rastrear su señal.
         << Replicants >> -ordenó instintivamente.
         Del cuerpo del Netrunner, empezaron a brotar millones de gusanos luminosos que salían disparados en todas direcciones. Emulando señales de conexión falsas, que esperaba, entretuviesen a los guardianes. Y no sin cierto recelo, corrió a través del campo infestado de canes, con la esperanza que la artimaña fuera suficiente para que no detectasen su camuflaje. Cuando llegó a la abertura más cercana del laberinto, el contador de replicantes que le indicaba el tiempo de vida del que disponía, ya se había reducido una tercera parte.
         << Jodidos sabuesos, son más rápidos de lo que me esperaba >>
         Aplicando toda la velocidad que su conexión le proporcionaba, serpenteó por los enmarañados pasillos. El sistema de navegación estándar, disponía de un pequeño mapa de coordenadas para guiarle, pero no servía de mucho en esta situación. No tenía tiempo de confeccionar su ruta, las prisas era sin duda su peor enemigo. El contador estaba a menos de la mitad, cuando decidió dejar de lado el mapa y seguir su instinto, que tantas otras veces le había salvado el pellejo. Tras varias vueltas y giros, encontró lo que parecía el pasillo que daba a la estancia central del laberinto. Una puerta bloqueaba el acceso, protegida por un código de activación. Pero eso no fue lo verdaderamente preocupante, un programa de ataque tipo demonio custodiaba la entrada. La gran figura humanoide, envuelta en una armadura totalmente negra, mantenía una posición firme con los brazos cruzados junto a la puerta. Sus brillantes ojos rojos indicaban el uso de herramientas de detección, imposibilitando así cualquier forma de evitar el combate.


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