Con sumo cuidado se acercó a la estructura, pero no la
tocó. Sabía que existían muchos programas de defensa, que actuaban al manipular
cualquier acceso. Y debía asegurarse.
<< Auspex >> -ordenó
mentalmente, y sus ojos comenzaron a brillar indicando que el programa para ver
archivos ocultos, se había activado.
Tal y como sospechaba, aparecieron los símbolos
de protección en la puerta volviéndola
de un tono rojizo.
<< Mierda, esta bloqueada
>> -maldijo al comprender la situación, -<<fue diseñada para no
volver a abrirse desde su creación. En el momento la traspase, se activará la
bomba lógica de tiempo e iré a contrarreloj >>
Por un momento meditó las opciones que
esto le planteaba. Podía retirarse y transmitir su fracaso o intentar una
locura, con pocas probabilidades de éxito.
<< Gao Feng nunca se ha retirado.
Además, ¿Cuándo volveré a tener la oportunidad de cabalgar la red? >>- se
forzó a sonreír.
<< Predator >> - y su
cuerpo se tornó traslúcido al aplicarse el sistema de camuflaje, - << voy
a entrar >>
Una fuerte explosión retumbó en las
inmediaciones de la gran cuadrícula, cuando el monolito estalló en mil pedazos
ante la embestida que prosiguió al comando: << Hammer >> En su
lugar, se abría el portal que daba acceso al núcleo del ordenador. Atravesó rápidamente
el umbral para contemplar, con cierto desánimo, la imagen que se discernía ante
él. Un complejo sistema de pasillos, conformaban un laberinto de paredes
negras, que se esparcía desde el final de la explanada que tenía delante, hacia
la profundidad del oscuro tapiz del horizonte. Varios programas de rastreo, con
la forma de enormes sabuesos metálicos, emergían de todos los rincones en su
dirección. La caza había comenzado, y dispondría únicamente del tiempo que
tardasen en rastrear su señal.
<< Replicants >>
-ordenó instintivamente.
Del cuerpo del Netrunner, empezaron a brotar millones de gusanos
luminosos que salían disparados en todas direcciones. Emulando señales de
conexión falsas, que esperaba, entretuviesen a los guardianes. Y no sin cierto
recelo, corrió a través del campo infestado de canes, con la esperanza que la
artimaña fuera suficiente para que no detectasen su camuflaje. Cuando llegó a
la abertura más cercana del laberinto, el contador de replicantes que le
indicaba el tiempo de vida del que disponía, ya se había reducido una tercera
parte.
<< Jodidos sabuesos, son más
rápidos de lo que me esperaba >>
Aplicando toda la
velocidad que su conexión le proporcionaba, serpenteó por los enmarañados
pasillos. El sistema de navegación estándar, disponía de un pequeño mapa de
coordenadas para guiarle, pero no servía de mucho en esta situación. No tenía
tiempo de confeccionar su ruta, las prisas era sin duda su peor enemigo. El
contador estaba a menos de la mitad,
cuando decidió dejar de lado el mapa y seguir su instinto, que tantas otras
veces le había salvado el pellejo. Tras varias vueltas y giros, encontró lo que
parecía el pasillo que daba a la estancia central del laberinto. Una puerta
bloqueaba el acceso, protegida por un código de activación. Pero eso no fue lo
verdaderamente preocupante, un programa de ataque tipo demonio custodiaba la
entrada. La gran figura humanoide, envuelta en una armadura totalmente negra,
mantenía una posición firme con los brazos cruzados junto a la puerta. Sus brillantes
ojos rojos indicaban el uso de herramientas de detección, imposibilitando así
cualquier forma de evitar el combate.