<< Y dejarle a mi primo todos esos implantes… Cueste
lo que cueste, hoy ganaremos, y esos implantes serán míos y del escuadrón
formaré encomendado al único Dios, una nueva era de religión más severa
necesitan los hermanos Bereber. Liderada por mí >> Pensó Anzar, no fue la
primera ocasión que pasó por su cabeza siendo el verdadero motivo de esta
contienda.
-Si no vinieras recomendado por mi primo Nauzet líder de
todos los Bereberes, pensaría que eres un cobarde- Espetó con malicia Anzar.
-¡No es cobardía!- se revolvió con ira el veterano Jerba –
Es lo correcto frente a esta situación. Su líder nos ha leído la estrategia: Con
cada bala que han disparado a herir en el flanco Oeste, ha provocado que dos
civiles; herido y portador retrocedieran de manera lenta y desordenada entorpeciendo
a las tropas de retaguardia e imposibilitando cualquier oportunidad de cargar.
Son civiles, ¡no soldados! No pueden continuar corriendo como si nada gritase
auxilio a su paso, ¡hay padres recogiendo a sus hijos! Consiguiendo que los que
avanzan choquen o se frenen con los que se retiran, quedando en punto muerto y
siendo masacrados selectivamente.
Prosiguió: -Sin menospreciar el duro pago en la moral que estamos
sufriendo al ordenar a hermanos que abandonen a un miembro de su familia en la
arena para que muera desangrado, mientras a ellos a punta de fusil mis Jerbas les mandan regresar al frente o en el peor de
los casos ver como bereberes disparan a bocajarro a otros bereberes. Cada Bala, le saca un valor; ¡qué no vamos a poder aguantar! Anzar, estamos perdiendo, ¿no lo ves?
-Yo solo veo valientes hijos de Dios, que al morir, renacerán
en un mundo mejor que éste gracias a su cruento y épico sacrificio pernoctarán
con cien vírgenes cada uno y barriles de vino. Así que: ¡Cállate!, no maldigas
mis oídos con tus palabras de cobarde y limítate a mirar como los fieles
servidores aplastan al enemigo de Ala. Debí ordenar ésto desde un principio, no
se como te hice caso al no atacar con todo desde el inicio- Dicho esto, sacó
una pistola con un cañón grueso encargada de lanzar bengalas, apuntó al cielo y
al gritó: –Ala es grande, Ala es todo poderoso- Disparó, rociando el cielo con
una línea roja, que indicaba a sus Imanes en el campo de batalla “ataque
total”.
Semidán echó mano a su cinto donde enfundaba una
vieja pistola Luger P08 del ejército Nazi de los África Corps heredada de su
abuelo el cual la obtuvo como botín en la olvidada 2ª guerra mundial. Cuando rozó la culata pensamientos oscuros se apoderaron de
su ser, pero la bengala había salido, ahora carecía de sentido… Con el ataque
total tendrían más oportunidad de ganar, pero iba a ser una masacre, muchos
hombres cargando a un mismo punto tan reducido y con la corta experiencia en el
manejo de las armas, los flancos se dispararían entre sí con cada bala perdida.