Entrada 146.
A la velocidad que la sorpresa y el shock les dejó
reaccionar tres de los moteros saltaron en cuerpo a tierra gritando -
¡Granada!- el cuarto varón simplemente se cayó de la silla despavorido y la mujer
se quedó petrificada por el miedo.
En el resto de mesas la situación fue parecida la
clientela se tiraba al suelo, incluso se refugiaban en los recovecos del
establecimiento mientras con ambas manos se cubrían la cabeza, los que estaban
sentados en el privado corrieron hacia la puerta. Solo Óscar el Mogwai
permanecía de pie como si no fuera la cosa con él, la única acción atípica fue
después de pensar: <<Mejor saco la del 12 por si no todo el mundo se lo
toma igual de bien>> Se desplazó dónde tenía el armario que ejercía de
caja registradora y entre las latas de atún, berberechos y mejillones en
conserva cogió una escopeta del 12 de cañones recortados y culata de madera.
-Bien, veo que ahora no solo vosotros -Señaló la mesa de la
granada- sino toda la “posada” me presta atención. No puedo dejar pasar una
ocasión tán solemne, la atención es bien recibida por este vuestro servidor
poeta.
Despacio sin apartar la vista de la granada la cogió
y sin ponerle la anilla dijo –Boom – Y la guardó en el bolsillo. El
motero que no le dio tiempo a realizar el cuerpo a tierra y estaba con cara de
estúpido en una ridícula pose, se percató de su situación, miró a ambos lados y
soltó una carcajada mientras se levantaba.