Entrada 170
En mitad del círculo que rodeaba a Higs cayo el bote de
G.Mostaza aún humeante, mientras por radio se escuchaba.
-Fuerza Cabo, ¡Sin piedad!
Dos pistolas ligeras escupiendo fuego con la velocidad que
unos dedos pueden presionar el gatillo, irrumpieron por un lateral del circulo
humano que rodeaba a Higs. Detrás del mortal sonido, el Sargento humeante, agujereado,
lleno de sangre y restos humanos se abría paso gritando, portando tras de sí la
muerte, el llanto y la destrucción en la carne. Provocada por la mezcla química de
la mostaza sobre los humanos que la sienten.
Higs como si de nuevo hubiera sido imbuido con Psico rugió y
se abalanzó con fuerzas renovadas contra los pasmados y acobardados árabes.
La refriega se torno más cruenta si cabe, los que hace unos
minutos eran Cyborgs, mientras golpeaban y eran golpeados sintieron el esperado
infarto… El Cabo que fue tiroteado nada más levantarse, sintió todo el mal que
su cuerpo adolecía, cayo de rodillas mientras en un último afán por arrastrar
un enemigo al infierno golpeaba sin fuerzas al berebere que por si acaso le amacheteaba
una y otra vez.
Los cuatro segundos del efecto del gas, se hicieron largos,
entre seis aterrorizados bereberes con la fuerza que otorga el pánico tumbaron
y consiguieron arrancar el casco cicloide a un fusilero, que no tardo en ser
decapitado.
Cuando el efecto gaseoso comenzó a extenderse todo se torno confuso,
había muerte por todas partes, pieles descolgándose, ojos irritados hasta el punto
de salirse de las cuencas.
Esos llantos incluso
se dieron en un del escuadrón, los innumerables impactos habían
producido tantos agujeros en el traje blindado que el gas se filtro y actuó en
consecuencia.