1 oct 2012




    Entrada 153.

    Sin tiempo de accionar el amartillado del arma para alojar en la recamara la primera bala del nuevo cargador, se incorporó asestando un fondo de fusil.

    Sobreactuando se levantó paulatinamente y forzó la voz haciéndola extrañamente grave hasta casi inaudible por el eco de sus mejillas y alargó el palo atravesando la nada.

   El berebere quedó empalado por el mono cuchillo bayoneta, aferrándose con un agónico gemido al cañón mientras Higs lo extrajo. Y… 

   Troncando totalmente la velocidad del cuerpo, golpeó el aire con la parte trasera de la madera.
   No solo cambio su velocidad corporal, el culatazo fue el pistoletazo de salida para que su voz se acelerara narrando los diferentes puntos de vista del círculo que formaban los Cyborgs.

       
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