Entrada 196.
Tal como salieron de la nada los Asturcones salvajes raudos se alejaron con sus juegos lejos de Jack, dejándole atónito. Cuando salió de sí, en el lugar donde antes habían brincos otra gran imagen se abría ante la mirada del cazador.
El camino ya
no subía, bajaba. Había coronado el puerto de Pola. No pudo evitar un pequeño
ataque de risa. Con gusto dejó caer al suelo la mochila, el zurrón y hasta el
casco.
Sin prisa
pero sin pausa bordeo el lugar buscando en la distancia: Donde apenas llegaba
la visión unos molinos de viento meneaban sus aspas a pleno funcionamiento, con
la mirada forzada observo un par de casas en las rodalias de los molinos.
Corrió a la
mochila y sacó los prismáticos, cuando llegó de nuevo al mirador a punto estuvo
de cometer un craso error de novato. Miró al cielo buscando el sol muriente y
cambio su posición hasta tenerlo bien a su espalda. No quería después de todo
el esfuerzo; que los pocos resquicios de luz del día rebotaran en los cristales
de sus prismáticos y se viera desde la lejanía el destello delator.
Con premura
ya cerciorado que sería un espionaje encubierto. Oteó las dos casas con cierta
ansiedad: Entre medio de ellas un viejo coche modelo aparentemente Focus estaba
ataviado por paneles solares y demás inventos a modo de chapuza. Un hombre con
un ciberbrazo andaba de un lado a otro instalando focos de luz alrededor del vehículo.
<< Ese tiene que ser el Tecno-Médico >>.