Cuando ambos estuvieron a la misma altura, el muchacho le
dio un cable coaxial que introdujo debajo del pañuelo de las gafas y lo enroscó
a una clavija adosada al cuello, con un gesto de mano metió prisa al zagal.
Situándose de rodillas, el harapiento muchacho con ambas
manos giró repetidas veces una manivela creando la suficiente energía para arrancar
el despiezado equipo. De las placas base y otros artilugios conectados
comenzaron a salir chispas y el bizarro invento se encendió.
-¡Señores y señoras! –El sonido amplificado salió del gran
altavoz con una voz familiar para todos; el tono robótico de loquendo.
El presentador continuó moviendo los labios a la vez que en
toda la zona se le escuchaba alto y claro.
-Aquí os traigo el balón, pieza de juego, o el eso. Conocido en todo el mundo todo el
mundo por el IT – Sacó del carro un
amasijo de trapos liados con cinta americana en forma ovoide, intentando
parecerse a una clásica pelota de rugbi.
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